Nos estamos acercando al final de la aventura y frente a nosotros ya
aparecen lejanamente, aún, las montañas, pero ya las intuimos. Durante la jornada
vamos comentado la posibilidad de unir las dos etapas que nos quedan en
una sola, teniendo como punto de unión en Cabañaquinta. El motivo:
principalmente no subir a la furgoneta para volver a casa sudados y
sucios.
Durante la etapa nos vemos sorprendidos por ciertas construcciones
dentro de la propia tierra, con chimeneas y puertas diminutas de
entrada, ignorando de que se trataba y nuestras cábalas se hacían
graciosas, hasta que Pep lo preguntó, al fin!, son bodegas de
particulares. Ya ves tú.
Luego observamos casas construidas con fango simplemente.
En Laguna de Negrillos y aprovechando un desliz del controlador del GPS,
pudimos admirar el castillo.
Más adelante Manel nos abastece de los necesarios bocatas en un pequeño parque.
Cercanamente había un bar y tomamos el café antes de seguir la marcha.
Alguien tenía pensado subirse a la furgoneta, pero le pillé por la mano
y mandé a Manel hacia adelante y ya no pudo subirse nadie. Je je je...
Cuando llegamos a León sufrimos un poco para encontrar el Hotel,
callejeamos hasta la salida, donde nos asustaba la idea de tener que
entrar en la autovía. Finalmente apareció Manel y la furgoneta y todo fue coser y cantar,
nos habíamos quedado a unos 400 metros. Una rampilla de
cojones diríamos. El Hotel Husa Santiago
lugar que entre Javier Terry y Manel habían encontrado.
Perfecto. Después de cambiarnos salimos a León y visitamos esta ciudad tan espectacular. Durante la cerveza y
finalmente en la cena, con nuestras pizzas y vinito, ya dejamos claro la etapa siguiente que se convertiría en la última.