Nos acercamos al final de la aventura. A pesar de la distancia
que nos resta, como no hallamos alojamiento intermedio, hemos decidido
llegar lo más lejos posible. Manel viene raudo desde Madrid para
recogernos e ir a Santiago, donde en Monte do Gozo
tenemos habitación. Nos ronda la idea de hacer los 180 km de un tirón
aunque lleguemos tarde, por eso nos levantamos más temprano, a las 6:45
ya hemos desayunado. Primero nos acercamos a la gasolinera y lleno las
ruedas (ayer pinché), a los pocos metros... plaf! pinchazo de nuevo. La
reparamos, vuelta a llenarla y salimos. Un km después y ante mi
desilusión vuelvo a pinchar. Repasamos la rueda detenidamente y
encontramos que la llantia está rajada. Con paciencia e ingenio la
reparamos para, al menos, llegar a algún sitio en que pueda comprar una
nueva. La bici va a saltitos, pero la domino. Sucesión de altos antes de
una bajada tremenda, hacia Triacastela, para entrar en calor luego la
bajada nos enfría fuertemente. En Triacastela un vecino nos indica que
Sarria encontraremos tienda de recambios de bicicletas.
En Sarria encontramos el taller y aprovechamos el cambio de rueda para comprar los bocatas y tomar una cerveza. Je je je...Salimos a tope y quizás por eso tomamos el camino a la inversa, cuando nos percatamos tenemos 5 km extra, que se convierten en 10 al tener que regresar para tomar el bueno (gracias Pablo). Al menos Manel telefona y dice que se está acercando :-) Aprovechamos al salir de Portomarín para comer y al poco rato Manel recoge nuestras alforjas, liberándonos del peso, qué bueno!. Ahora, Palais de Reis, Mèlide(sólo quedan 53), y a la marcheta, al fin, Santiago!. Toboganes continuos, donde cuesta coger ritmo, tragamos kms. En Monte do Gozo, un ciclista se ofrece a acompañarnos a la plaza de Obradoiro, donde llegamos cerca de las 7. Prueba superada!.